viernes, 15 de julio de 2011

Roberto Gonzalez Goyri


Con apenas 18 años Roberto González Goyri ya estaba involucrado en los proyectos artísticos más importantes de la época. A esa edad trabajaba junto a Julio Urruela Vásquez en los vitrales del Palacio Nacional. A los catorce ingresó a la Academia Nacional de Bellas Artes, y en 1948, antes de cumplir los 25 años se embarcó hacia Nueva York becado por el gobierno de Arévalo. En los Estados Unidos presentó dos exposiciones individuales, una en Nueva York y la otra en Washington, D.C.
En 1952 regresó a Guatemala, expuso sus obras realizadas en Norteamérica, y se hizo cargo de la dirección de la Escuela Nacional de Artes Plásticas. En 1946
González Goyri inició su trabajo público diseñando murales para el Centro Cívico junto a los maestros Carlos Mérida, Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena y Efraín Recinos. 
Quedaron a su cargo el mural frontal del IGSS, la fachada poniente del Banco de Guatemala y el frontispicio oriente del Crédito Hipotecario Nacional. 
En 1,961 el gobierno de Guatemala lo condecoró con la Orden del Quetzal. Además recibió el grado de Emeretisimo de la Universidad de San Carlos de Guatemala.  Cuatro años después se inauguró el monumento a Tecún Umán en el Boulevard Liberación.
En 1966 ganó el primer premio en el Certamen Centroamericano de Ciencias y Letras y Bellas Artes con su escultura "El espectro de la guerra".
Trabajó más de 20 años como jefe de exhibiciones de la Embajada de Estados Unidos de América en Guatemala.
Ha expuesto en Ecuador, España y Nicaragua.  Sus obras se exhiben en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en nuestro país.
Si la poesía tiene alguna forma Roberto González Goyri ha sabido mostrarla y lo ha hecho desde muy joven: lo saben los vitrales del Palacio Nacional a los que dió vida cuando recién cumplía los 18 años, lo supo también su mentor, el maestro Carlos Mérida, y lo sabe la ciudad de Guatemala, a la que ha vestido durante años.  Ha representado temas íntimamente ligados a Guatemala, su historia, su gente y su inmensa riqueza cultural, pero también ha expuesto sus miedos, sus sufrimientos y su lucha. 
Detrás de su lienzo estaba la ventana hacia una Guatemala sofocada por la guerra y profundamente herida por el terremoto del '76.
Aunque se inició como escultor más tarde se dedicó a la pintura. González Goyri quería dejar atrás la academia y da rienda suelta a su imaginación, sin ceñirse a las corrientes y cánones de moda.  Lo logró: sus propuestas son originales, fuertes y sublimes a la vez.  Actualmente, sigue trabajando en su estudio. Ahora prefiere la pintura y de su pincel salen mariposas pisoteadas por botas militares.

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